La primera flor que aparece es la campanilla de invierno que está presente en forma silvestre en el sotobosque donde puede llegar a ser muy abundante en febrero.
Muy pronto en primavera los bosques y los márgenes de los bosques están adornados por las flores primaverales que aparecen en grandes cantidades.
Una de las primeras especies que (de finales de marzo a mediados de abril) cubre el suelo de los bosques es la fumaria bulbosa que, junto con la primavera (Primula vulgaris), es una de las flores más tempranos.
En abril aparece gran número de flores primaverales: la pulmonaria común (bosque), la pulmonaria blanda (zonas más abiertas), Cardamine bulbifera, la anémona de bosque, la anémona amarilla, la violeta de monte, Lathyrus vernus, la hierba del hígado, la hiedra terrestre, la celidonia menor y el ajo de oso.
Los márgenes de los bosques y la maleza al borde de los prados se tiñen de blanco por las flores de los omnipresentes endrinos.
En los prados húmedos florece en el mismo período el berro del prado, en zona de pantano encontramos la calta palustre y en arroyos soleados el ranúnculo acuático.
En mayo en los bosques la floración de la búgula, la estrellada, la estrella de Belén y de Geranium phaeum llega a su punto culminante y entonces empieza la floración de la ortiga muerta amarilla. Mayo también es el mes en el que encontramos el mayor número de orquídeas. En los bosques encontramos la orquídea de dama y en los prados húmedos Dactylorhiza incarnata y Anacamptis palustris.
A principios de verano, cuando todos los árboles tienen hojas, hay que buscar las flores silvestres en los prados y demás zonas abiertas. Especies comunes en esta temporada son: Erigeron annuus, la gallocresta silvestre, la viuda silvestre, la achicoria común, la betónica, el yezgo, la agrimonia, la barba cabruna, la ortiga hedionda, la hierba de la perlesía, la consuelda real, la zanahoria silvestre, Galeopsis speciosa.
Un poco más tarde, en pleno verano, se añaden: la elecampana, el apio de campo, la vara de oro, la arroyuella, la cardencha laciniada, el cáñamo acuático, el cardo erizo, la viborera, la viborera italiana, la menta de caballo, el cártamo silvestre.
Antes de que el verano se dé por vencido la flora consigue sorprendernos una vez más. A inicios de septiembre (a veces a finales de agosto) muchos prados se tiñen de lila cuando las flores del cólquico surgen aparentemente de la nada. Las hojas de la planta ya se marchitan y desaparecen a principios de verano.